Organiza: A.S.C.D. El Chalanín.
Fecha: 30 de Marzu de 2014.
Collacios: Helios, Aroa, Guillermo, Eloy, Ángela, Aida y Paolo (y tambien Barney I y II)
Cuadernu de Bitácora:
El Chalanín puso esta vez rumbo al concejo de Llanes con la intención de subir a la cima de Peñablanca, un pico de mediana altura enclavado en la extensa sierra del Cuera y que goza de unas magníficas vistas por su cercanía al mar y a los Picos de Europa.
Aunque la anubarrada mañana de Domingo que salimos en dirección al Oriente asturiano no era muy halagüeña, finalmente tuvimos una jornada soleada y calurosa. Los integrantes de esta expedición llanisca fueron Helios, Aroa, Guillermo, Eloy, Ángela, Aida y Paolo. Nos acompañaron, también, dos simpáticos chuchos que curiosamente tienen el mismo nombre: Barney. Uno es un lanudo perro de aguas, y el otro un hiperactivo e infatigable perro pastor de la raza Border Collie.
Aunque la anubarrada mañana de Domingo que salimos en dirección al Oriente asturiano no era muy halagüeña, finalmente tuvimos una jornada soleada y calurosa. Los integrantes de esta expedición llanisca fueron Helios, Aroa, Guillermo, Eloy, Ángela, Aida y Paolo. Nos acompañaron, también, dos simpáticos chuchos que curiosamente tienen el mismo nombre: Barney. Uno es un lanudo perro de aguas, y el otro un hiperactivo e infatigable perro pastor de la raza Border Collie.
Para llegar a Peñablanca, hubimos de dirigirnos a la zona del Mazucu,
concretamente al recoleto y empinado pueblo con el mismo nombre, lugar
desde el que parte la ruta y que está siendo bien conocido en los
últimos años gracias al éxito y merecido prestigio que ha alcanzado un
restaurante tradicional llamado “El Roxín”, sirviendo excelentes platos
de cabrito, sopa de hígado y fabada. Además, la zona del Mazucu tiene su
historia, como bien atestigua la campana de la pequeña iglesia local,
hecha con un obús; en la guerra civil cruentos combates tuvieron lugar
por las lomas de las montañas circundantes, con cientos de muertos, allá
en el 37.
Tras desviarnos en Posada de Llanes, fantasmal villa sumida
en la resaca de la fiesta de Carnaval de la noche anterior, y tomar una
estrecha carretera por el valle de Caldueño, fuimos dejando atrás los
esparcidos pueblos de Turanzas, Torrevega, Debodes, Villa, Buda y
Caldueñín hasta llegar a El Mazucu. Fueron varios los jóvenes
“mañaneros” que aún deambulaban por los caminos hacia sus pueblos desde
Posada, cubalibre en mano todavía y exhortándonos a apretar el
acelerador y forzar tramo.
Comenzamos la ruta en El Mazucu y ya en los primeros metros la cuesta del camino se empieza a mostrar pronunciada, pues en poca distancia se conseguía una considerable altitud. La senda dejaba el hormigón para ser reemplazada por escalones de piedras y terruños de barro removidos por el paso torpe de las ganaderías. Superamos varios majadas (mayaes), ora siguiendo algún camino, ora perdiéndolo y atravesando argomales y arroyos, y finalmente llegamos a una pequeña campa cercana a unas cabañas de pastoreo abandonadas y semiderruidas, que daban buena cuenta de la intensa actividad pastoril de tiempos pasados.
Dos miembros del grupo deciden hacer de este punto el final de la ruta y el resto continuamos bordeando las cabañas por la derecha en dirección a la peña. Las vistas son panorámicas; vemos al Oeste la zona del Sueve y la Sierra La Mazuca, al Norte vislumbramos numerosos pueblos costeros, y el mar, y en parte Niembro, tapado por la mole del Llobres. Por el Este, hacia la costa, Llanes, y por el interior, vemos el valle de Viango a la falda del Cuera. En direcciones sureñas, parte de los Picos ya se dejan ver y también creímos identificar Peña Ubiña y el Hibeo.
Continuando la aventura, trepando y saltando por piedras calizas y árgomas, llegamos a una serie de jous (simas cársticas) que bordeamos y encaramos ya la subida directa a Peñablanca. En aquellas zonas ya había nieve, aunque no en muy grandes cantidades.
Cuando alcanzamos cima, fotos de rigor e impresionantes vistas en
cualquier dirección; las más espectaculares, las de los Picos de Europa,
totalmente nevados, con el Urriellu asomando de vez en cuando entre
algunas nubes engarzadas sobre las níveas cumbres. Los Picos aparecían
como una enorme cadena montañosa de tamaño desproporcionado en relación
al resto de los montes que podíamos ver desde nuestro particular mirador
en la cima de Peñablanca. En torno al Urriellu, las partes desnudas de
piedra que no vestían el albo vestido de nieve parecían refulgir de
color azulado. Peñablanca nos dejó claro lo excelente de su posición y
altura para contemplar los Picos de Europa. Al Noreste, la Sierra plana
de la Borbolla y ya Cantabria.
El viento en la cima era intenso y muy frío, por lo que pronto bajamos
de allí, tras comer el bocata, descendiendo por coladeros llenos de
nieve entre las rocas calizas. Esta vez tomamos el camino del canal de
la vaguada y descendimos sin más problema, con el Barney Colli
capitaneando el grupo tal y como había hecho en la ascensión, mientras
el Barney más lanudo iba a nuestro paso, hecho el pobre un ovillo
revuelto de pelo, nieve, matojos y pequeños palos adheridos. Cómo no, al
llegar al Mazucu tomamos unas sidras (salvo los conductores) en el
restaurante de Fernando El Roxín, mientras la tarde decae.
Resumiendo:
Peñablanca desde El Mazucu (no olvidemos la ruta alternativa desde
Cabrales) es un itinerario de montaña bastante asequible, que si bien
posee pronunciadas pendientes, es una corta ascensión. Lo más
impresionante es llegar a su cima y contemplar de un lado los imponentes
bordes dentados de Picos, y por el otro la bahía costera oriental de
Asturias.
1 comentario:
Una ruta muy guapa y llevaera, con unes vistes desde arriba que bien merecen el paseo
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